Juan Ortuño, de la panadería a la radio, y a la política

De niño no se imaginaba llegar a ser comunicador social, pero su camino lo llevo a ser uno de los personajes más queridos y respetados de Centenario.

Entrevistas11/12/2024Lautaro FonsecaLautaro Fonseca

Se cumple poco más de un año y medio desde que la Ciudad de Centenario renovó sus autoridades políticas, aquel 17 de abril de 2023, hubo un personaje que no pasó para nada desapercibido. Juan Ortuño se postuló como candidato a concejal, avalado por 10 años de compromiso con su comunidad a través de su trabajo en los medios locales.  Aunque no ganó las elecciones, su popularidad y conexión especial con los vecinos, fueron claves para que su partido obtenga una banca en el Concejo Deliberante.

Juan nació el 22 de enero de 1993 en Neuquén Capital, creció en el seno de una familia trabajadora, su mamá, María Guadalupe Di Sciullo, docente, y su papá, Antonio Ortuño, panadero, le inculcaron desde pequeño los valores del esfuerzo, la dedicación y el trabajo. Transitó una infancia feliz, en un Centenario que aún tenía esencia de pueblo, y que recuerda con nostalgia. Realizó jardín de infantes y sus estudios primarios en el tradicional colegio católico Virgen de Luján y aunque no tuvo mayores sobresaltos, su relación con los estudios no siempre fue sencilla. “No me gustaba ir a la escuela, le hacía berrinches a mi papá”, admite entre risas. De niño soñaba con ser bombero o arquitecto, ambas vocaciones le fascinaban, pero nunca imaginó que el destino lo llevaría a ser comunicador social. 

El primer trabajo de Juan fue en la panadería familiar, junto a su padre, a quien le restaban pocos años para poder jubilarse y cargaba con la preocupación de indemnizar a los empleados que lo habían acompañado toda su vida. Fue un trabajo duro, de madrugadas largas, “A mí no me cerraba ese trabajo, lo hice para ayudar a mi papá que se encontraba en una situación compleja”, admite Juan. Entre el ir y venir del reparto de pan, Juan comenzó a escuchar la radio. Esa caja mágica que transmitía noticias, canciones y voces llenas de historias lo cautivó profundamente. Al mismo tiempo observaba la realidad de los barrios de Centenario, y también le toco observar situaciones difíciles, “Ver a quienes se acercaban a la panadería para pedir un pedazo de pan, por necesidad, para llevar algo a la mesa, eso me impactó muchísimo”. Esas escenas se le quedaron grabadas y, sin saberlo entonces, fue allí, entre panes, responsabilidades y experiencias, donde comenzó a gestarse su vocación.

Sus primeros pasos en el mundo de la comunicación fueron casi casuales. Comenzó compartiendo enlaces de noticias locales en su perfil personal de Facebook, una costumbre que poco a poco atrajo la atención de los vecinos. Su habilidad para destacar información relevante hizo que su perfil creciera rápidamente en seguidores. Esa popularidad le dio visibilidad y, a raíz de una nota publicada en un diario, le llegó su primera oportunidad para trabajar en un medio impreso encargándose de las redes sociales. Con entusiasmo y ganas de aprender, se inscribió en cursos de comunicación y comenzó a estudiar locución. Sin embargo, su gran salto llegó en la radio, cuando de manera inesperada, le ofrecieron hacerse cargo de un programa mientras sus compañeros se tomaban vacaciones. Aunque al principio los nervios lo invadieron, ese desafío fue clave para vencer su timidez y ganar confianza en sí mismo.

¿Quién es Juan Ortuño?, es un apasionado del periodismo, un trabajador que a sus 31 años vive con intensidad su vocación de comunicar. Juan es profundamente empático, cualidad que lo llevó a destacarse, a ser reconocido como una voz cercana y comprometida. Su amor por el fútbol y el automovilismo revela una faceta entusiasta, la satisfacción que siente al cubrir estos eventos refleja su capacidad de encontrar pasión en cada aspecto de su profesión. Tiene un carácter perseverante y autodidacta, no teme enfrentarse a los desafíos, incluso cuando eso significa dejar de lado momentos personales. Le cuesta desconectarse de su profesión porque para él no es solo un trabajo, es su día a día, su rutina. Le gustaría viajar y conocer nuevos lugares, pero hasta ahora ha priorizado su crecimiento como comunicador. Cuando necesita despejar su mente, encuentra en la música un refugio que lo transporta lejos del ritmo vertiginoso de su vida laboral.

Imagen: Facebook Juan Ortuño

Todavía le cuesta creer cuando alguien lo reconoce por la calle, cuando le piden una foto o lo saludan con admiración. Le sorprende el impacto y el alcance que logró. Sin embargo, ese reconocimiento viene acompañado de otras cargas, a menudo trata de explicar que cuando no responde mensajes o consultas de inmediato, es porque también tiene una vida fuera del trabajo o simplemente está ocupado en sus tareas diarias. La responsabilidad que las personas le otorgan, al considerarlo una voz confiable y accesible, muchas veces le genera presión. Es un equilibrio complejo, pero Juan asume la responsabilidad, consciente de que su compromiso con la gente es el motor de su labor como comunicador.

Su trabajo le permitió tener una visión clara y cercana de la realidad de su comunidad, conociendo de primera mano las necesidades y el cansancio de la gente frente a promesas incumplidas por la clase política. Por eso, cuando su compañero de trabajo decidió postularse como intendente y le propuso que lo acompañe como candidato a concejal, Juan se enfrentó a una encrucijada pero aceptó, y solo puso una condición: “Voy a seguir diciendo lo que pienso”. Para él, ingresar en la política fue algo impensado, acostumbrado a recorrer los barrios para informar, de repente tuvo que salir a hacer campaña.

Fue una decisión que no tomó a la ligera y que consensuó con su familia, quienes lo apoyaron a pesar de las dudas iniciales. La incursión en la política no estuvo exenta de costos. Aunque en general la gente lo trata con respeto, también hubo quienes lo insultaron y lo llegaron a tildar de “empresario”, debido a que representaba al partido Juntos Por el Cambio, una acusación que lo hace reír, porque asegura que: “no tengo ni dos pesos con cincuenta”.  Hoy, alejado de la política, no tiene intenciones de volver a participar, prefiere mantenerse enfocado en su labor como comunicador. A pesar de todo, valora la experiencia por lo que aprendió y porque reafirmó su conexión con la gente. En Centenario es casi una costumbre popular mencionar la frase “preguntale a Juan Ortuño” cuando alguien necesita saber algo, es un reconocimiento espontaneo que refleja como logro convertirse en una figura destacada para los vecinos. 

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